Era eso

La tarde fue impregnándose de aquella sensación indescriptible, pude sentir como mi pecho era estrujado, mis manos y piernas se encontraban inquietas y temblorosas, mi mente se encontraba inmersa en una colisión de pensamientos. Cada letra me agitaba un poco más la respiración.
La noche comenzó a apoderarse de mis sentidos, sin oportunidad alguna de evadir el abismo donde me halle inmerso, era demasiado tarde.
El viento helado golpeaba mi rostro, podía ver las estrellas más de cerca, el silencio, la noche. ¿Qué era eso? ¿Qué se apoderaba de mis sentidos?

No pude vislumbrar que me sucedía, pero no quería que terminara. Aquel mes de diciembre fue especialmente cautivador.

Cuatro años han pasado.

Se repite…

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